miércoles, 14 de septiembre de 2011

¡Una de anestesia, por favor!

Hoy me he despertado enfadada. Enfadada conmigo misma y con el mundo. Enfadada con la falta de escrúpulos a la que nos acostumbran los medios de comunicación desde pequeños.

El otro día veía las noticias a la hora de comer, como hacemos la mayoría, y llevo pensando en lo que pasó desde entonces. Titular: La represión del régimen sirio contra los manifestantes no cesa . En la noticia vemos cómo miembros del Ejército rematan a una persona que está tirada en el suelo. Un par de tiros, se acaba la noticia, y pasamos a la siguiente. Entre tanto seguimos masticando nuestras suculentas albóndigas, un breve alarido, la mano en la boca y ya pasó. "¡Una de anestesia, por favor, que quiero seguir comiendo!". Ahora hablarán de fútbol, que sin duda es un tema más llevadero.

¿De verdad eso es todo lo que podemos hacer? Me niego a pensar que es así. Yo creo que, sin más, nos hemos acostumbrado a que sea lo "normal" que se ve en las noticias, en las películas, en las series o lo que se lee en los libros. Pero no es ficción. Y no hablo sólo de Siria o de la guerra.

Acabo de volver de un viaje a la India que, sin duda, me ha marcado. Y mucho. Pero no de la forma que todo el mundo piensa. No he vuelto religiosa, ni dispuesta a meditar todas las mañanas, ni con cara de Teresa de Calcuta. He vuelto enfadada (también he de decir que es un país que me ha maravillado). Me he dado cuenta hasta qué punto vivimos anestesiados, sin sentir lo que pasa a nuestro alrededor. Y no es una crítica fácil, me pongo la primera en la lista de los que actúan así.

Me sorprendí a mi misma viendo convivir en un mismo lugar cerdos, personas de todas las edades, cabras, gatos, basura; mujeres que dormían con sus bebés en la calle; perros sarnosos que no tenían casi ni piel; cremaciones en las que, a los pobres que no tienen dinero para buena madera los queman con madera que apenas prende y los tiran al Ganges como buenamente pueden; gente despiojándose; y un (desgraciadamente) largo etcétera. Y mi reacción era de impasibilidad.

                                                                               Tiruvannamalai, India, 2011.
                         
Sí, al principio duele, pero es como si tuvieras un cuadrado en el estómago que al girar molesta. Pero cuanto más gira, más se erosiona y deja de doler. Pues bien, ¿tenemos cilindros en el estómago, o qué?

No creo en la "paz en el mundo", lo considero una utopía. Pero nunca me han gustado los caminos fáciles, yo soy más de esquivar espinas y tropezar con piedras para entretenerme levantándome. Y creo que estamos optando por el camino fácil: "No podemos hacer nada". Pero tardamos más en convencernos a nosotros mismos de que nuestro papel no es importante para hacer que las cosas cambien, que en aportar ese grano que se necesita para que empiecen a cambiar -porque los que pueden aportar montañas están casi siempre ocupados con otras cosas-.

Para mí un granito no ha sido suficiente, (os paso el link de la organización con la que he colaborado en la India Samugam Trust, y ya os contaré más sobre ella cuando me manden más información), así que ahora que estoy medio-ociosa me pongo en busca de algo que pueda hacer un poco más cerca.

Son bienvenidas las sugerencias.

Os dejo un corto de Juan Pablo Martín Rosete que me han recomendado, bonito, que te hace pensar...

1 comentario:

  1. LA CULTURA, es el "arma" que los poderosos más escatiman a los pobres porque la ignorancia de las gentes les hace fácilmente manipulables. No les interesa que sean capaces de pensar por si mismos porque ser capaz de pensar por ti mismo te da poder.

    En Oriente y en Occidente, la imposibilidad del aprendizaje nos hará caer en el tedio y, sin duda, la inactividad de la mente provocará la esclavitud del espíritu; mucho más perniciosa que cualquier esclavitud física.

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