martes, 25 de octubre de 2011

¿Aceptamos empalamiento como forma de tortura?¡¡El Scattergories es mío y me lo llevo!!

Hoy voy a dejar que escriba otro, y me voy a permitir un cambio brutal de tema a lo "Programa de Ana Rosa" cuando pasa de Belén Esteban a maltrato de género,  porque todo ha formado parte de mi mañana.

Hay una exposición en la calle Serrano 7, en la galería Alfama, donde un estudiante de Bellas Artes que ha entrado pisando fuerte en el mundo del arte expone sus últimas creaciones. Su nombre es Albano, y la exposición "Sueños valquíricos" merece una visita. Y para que la experiencia sea de 10, recomiendo pasar por una cafetería nueva que se llama Harina. La tarta de zanahoria y la limonada tienen mi más sincera enhorabuena.

Mientras tomaba el desayuno en esa fantástica cafetería, he ojeado el periódico que tenían en la mesa y os voy a transcribir un artículo que me gustaría compartir con vosotros (no puedo pasaros el link porque no está online). Espero opiniones porque no deja a uno indiferente:

AL ABORDAJE.
DAVID GISTAU.

Un palo por el culo.

Convengamos que la imagen del tipo que introduce un palo por el culo de un Gadafi agónico no constituye el mismo epílogo para una supuesta guerra justa que , por ejemplo, el beso de Times Square en el Día de la Victoria en el Pacífico. El marinero fotografiado por Eisenstaedt evoca la galanura jovial del ciudadano/soldado de la democracia, que acaba de salir de una de las heladerías de Norman Rockwell. Y la enfermera a la que besa, trasunto de tantas pin-ups de fuselaje, es el recordatorio perfecto de por quién merecía la pena arrojarse al mar y a las playas. Eso es un relato logrado, que diluye incluso Hiroshima.

Por el contrario, las sórdidas grabaciones de la tortura, sodomización y ejecución de Gadafi han terminado de refutar la invención del genocidio y de la causa de la humanidad con la que el PSOE, esta vez sin llorar, se plantó en el Congreso para justificar la participación española en lo que no ha resultado ser sino un contrato de asesinato. Como en Los Soprano, pero gritando mucho y con vanidad de autor.
Porque a los mortificadores de Gadafi, consumado el hecho, les ocurrió lo que a Dominguín después de acostarse con Ava Gardner: el impulso fue correr a contarlo.

Aunque las imágenes colgadas en YouTube arruinaran la propaganda ideada por Occidente para hacerles pasar por lo que no son y para disimular con una falsa coartada moral la decisión de prescindir de uno de esos incómodos socios que encajan en la descripción del hijo de puta patrimonial y por cuya jaima se pasó a besar mejillas todo cargo europeo de subsecretario para arriba.

Europa nunca acudió a Libia a interponerse entre un genocida y sus víctimas inermes, sino a tomar partido en una guerra civil entre dos bandos igualado en catadura. No es posible disfrazarlo ni etiquetándolo con el término primavera árabe, que viene a ser como una denominación de origen democrática que lo mismo avala a las clases medias urbanas de Egipto que a las tribus del pedregal libio desgarradas por antagonismos antiguos

Pero los románticos guerrilleros de la libertad han resultado ser capaces de excavar sus propias fosas comunes, en vez de ponerse a besar enfermeras. Y a la repugnancia no le faltaba sino un palo introducido por el culo de Gadafi, exhibido en la pick-up como un ciervo recién degollado, o en la cámara frigorífica como en una anticipación del museo de cera, todo él un recordatorio de cuán cruel es la civilización que sustenta nuestro narcisismo con los jefes periféricos ante los cuales ya no es necesario alinearse para el besamanos. Al menos con Sadam hubo un simulacro de juicio y un ceremonial del verdugo como el de los ahorcamientos de Deadwood.

                                                                               (El Mundo, 25 de octubre de 2011)

lunes, 24 de octubre de 2011

PAZ.

El mar como música de fondo.
Una silla incómoda.
Gotas de sudor que se agarran con fuerza del pelo viendo cómo otras, más débiles, se deslizan por mi frente  terminando su corta vida en una servilleta de papel.
Tiempo.
Perros que aprovechan cada miga que cae al suelo para silenciar los rugidos del hambre.
Pensamientos que hacen eco en una mente que permanece vacía.
Recuerdos que quieres dejar en el pasado, pero forman parte de tu presente y condicionan el futuro.
Silencio.
Miradas de un extraño que parece conocerte de toda la vida.
Más tiempo.
Descubrir que no tener nada te hace feliz.
Hacer planes.
Pisar el suelo descalza y sentir cómo la arena se amolda a cada curva de mi pie.
Ice Coffee.
Una fuente que sirve de ducha.
Miedo.





domingo, 23 de octubre de 2011

¡Bienvenido a la república independiente de tu casa!

He aquí un claro ejemplo del lavado de cara que se le puede hacer a una empresa.

Hace años Ikea me parecía un gran almacén, distante, que vendía muebles que además de baratos y cutres te tenías que llevar tú a casa. Y no contentos con eso, los tenías que montar por tus propios medios después de una tarde entera paseando unos pasillos que recuerdan al laberinto de Alicia en el País de las Maravillas (con la diferencia de que en vez de invitarte a té y perseguir un bonito conejo blanco, hay que hacer colas para probar una silla para el salón y la comida es un sencillo perrito caliente que cuesta poco más de un euro.)

Pero en 2009 me convencieron. La agencia SCPF con su campaña "Bienvenido a la república independiente de tu casa" creó un nuevo concepto de la marca.

En realidad los muebles son los mismos, pero la imagen de marca no. Ahora nos dicen "Ikea" y vemos una empresa que, aunque grande, es cercana. Ya no venden muebles, sino que construyen sueños y plantean soluciones. Y no importa que tengas que pasar la tarde de domingo montando estanterías, porque con esto de la crisis está de moda el concepto Juan Palomo.

Allí no encuentras mantas de 200cmx130cm de lana pura y color "rosa palo", encuentras mantas que te hacen invisible cuando ves películas de miedo (que mola más).

Son prácticos, creativos, con un tono rebelde, han segmentado su público a la perfección y satisfacen las necesidades de cada uno de forma económica y eficaz. Han sabido dar el poder a los consumidores que cada vez son más exigentes queriendo tener un papel relevante. Coger lápiz y papel y preparaos para escribir una nueva Constitución, porque las reglas de vuestra casa las ponéis vosotros. Y con lo que gusta ser jefe... ¡!

¿Quién le iba a decir a Ingvar Kamprad cuando vendía cerillas en los años veinte que iba a ser dueño de una de las marcas más conocidas del mundo?


Cierro con la última campaña en la que una dulce voz de niña te hace ver que da igual lo que pase fuera, no existen crisis ni problemas, las cosas feas no tienen cabida en esa burbujita con forma de guarida que llamamos "hogar".

Porque en la república independiente de tu casa, las normas las pones tú.

martes, 18 de octubre de 2011

¡NOS ROBARON!

Me gusta tener cuatro estaciones. ¿Qué pasa con el otoño?

Con lo bonito que es pasear sobre mantas de colores, ¡y ahora todas las hojas que hay en el suelo son amarillas! 

Como vivimos en una sociedad indignada, manifiesto mi indignación: QUIERO QUE ME DEVUELVAN EL OTOÑO.

"¡Qué bien se vive en España que en octubre podemos salir a la calle en manga corta!"

Bla.

Giuseppe Arcimboldo. Él sí sabía valorar las estaciones del año, y las representaba con rostros formados por elementos característicos de cada una de ellas. No es de mis artistas favoritos, yo soy más del Impresionismo en adelante, pero además de ser de gran influencia en el S.XX (sobre todo para los surrealistas) y tratar el otoño (lo que me viene que ni pintado), me trae buenos recuerdos...

Otoño, 1573


Hablando de estaciones y de italianos me ha entrado hambre de pizza. Os recomiendo un cachito de Roma escondido entre el Retiro y el Museo del Prado que se llama La trattoria de Sant Arcangelo. Aceptan tickets restaurante, dato a tener en cuenta por mis McCannitos.

lunes, 10 de octubre de 2011

Los cuentos de hadas sí existen.

La Tropa Goofy. Así nos llamaban las malas lenguas que envidiaban nuestras bicis y los bocatas en la rotonda los fines de semana. Nos encantaba explorar los escondites más siniestros de los jardines, donde machacábamos piñones con piedras y limpiábamos nuestras heridas con ramas de palmera (que tenían poderes mágicos). Había planes que daban un poco de miedo, como colarse en casas abandonadas y salir corriendo por los gritos de vecinos, pero ¿quién no ha sido niño? También recuerdo los veranos enteros en la piscina, hasta que los dedos se convertían en auténticas pasas, las partidas de cartas, la Ouija en la que SIEMPRE nos hablaban los fantasmas y los amores que te guardabas en silencio por miedo a que tu príncipe no te correspondiera.

¡Cómo cambian las cosas! ¿Dónde está Peter Pan y su inocencia? ¿Dónde quedó esa dulce niña que te mandaba a la cama para poder madrugar al día siguiente? Ahora es Tuenti quien te da las buenas noches y Verano Azul es una canción de reggaeton...¡Por favor, que vuelva Chanquete!

Aunque no estén de moda las princesas sino Miley Cyrus y sus camisetas de leopardo, siempre he creído en los cuentos de hadas. Y sigo creyendo que habrá un príncipe azul aunque a veces se parezca más a Shrek que al de Blancanieves, que habrá un castillo aunque sea de paja, que habrá muuuchos animales, y en el "felices para siempre".

Y no será fácil, pero me encantan los retos, ¡y el boli lo tengo yo!